Frases de Abzurdah
- Cielo Latini
- 4 abr 2015
- 4 Min. de lectura

- El amor es perro. Pero aún si pudiera elegir vivir sin amor, no lo haría. Hace tiempo que pienso que es mejor estar doliente por un amor irreal, o maligno o escabroso, en lugar de estar obnubilado por la nada y ser comido progresivamente por el aburrimiento del bienestar.
- Una sola palabra hubiese bastado para salvarme. Una sola. Una llamada, una caricia, algo. Un indicio de preocupación, de que te importaba. De que querías que siguiera viva. Pero hiciste oídos sordos, te hiciste a un lado. No me escuchaste.
- Necesito saber, necesito tener garantías de que en algún momento voy a ser feliz con continuidad.
- Una nena que creció leyendo Bécquer mientras sus compañeras jugaban a ver quién se pintaba los labios del color más lindo, no es normal.
- Me amo cuando me parezco a vos.
- Inevitablemente tengo que odiarlo. Lo culpo de mi soledad, de mi miedo a las personas, de mi desconfianza en general, de mi despecho.
- Lo conozco, sé que no va a ser feliz con nadie porque ni siquiera es feliz consigo mismo.
- Entiendo que lo único peor que sentir dolor es no sentir absolutamente nada.
- Un simple “hola” me hubiera salvado. (No hubo holas aquella noche)
- ¿Cómo se puede amar y odiar a alguien al mismo tiempo? Así es mi amor: atemporal. Por momentos olvido el presente cuando él es un tipo despreciable y solo puedo recordar cómo era, cómo me trataba, cómo me quería. Mezclo personalidades, momentos, tiempos y así mi amor se vuelve atemporal: sin poder distinguir lo que fue y dejó de ser, de lo que nunca será.
- "Una loca linda" como está de moda catalogar a los retorcidos mentales para que no se violenten.
- Así soy: extremista hasta límites insospechados. Siempre pienso que la gente me quiere abandonar o engañar o simplemente desconfía de mí.
- Te amo y estoy acá. Quiero escucharte. No me prives, no me censures, no te escapes: esta realidad existe.
- Finalmente puedo desprenderme de aquel amor obsesivo, puedo ser yo, con mis metas, con mis principios y con mis ganas de ser. Nunca había tenido ganas de ser, todo siempre lo circundó. Hoy soy libre y me enamora otro hombre. No puedo negar que las similitudes a veces me confunden. Muchas otras me pregunto qué sera de su vida. Me lo pregunto retóricamente, en realidad no quiero saberlo.
- Vivir porque sí, porque ni siquiera te molestas en matarte. Porque ni siquiera eso te atrae. Vivir esperando que algún día aparezca una pizca de interés o un rasguño de emoción o incentivo por algo. Casi por inercia. Esperar que los días sean todos iguales. Buscar cosas para hacer, no por placer sino para evitar el dolor que supone seguir respirando.
- Tengo la admirable (¿despreciable?) capacidad de borrar lo malo y recordar los momentos gratos. Quizás hasta tenga memoria selectiva: archivo solamente los documentos, pensamientos, fotografías, escritos y demás, que me hagan recordar los buenos tiempos.
- Nunca lo que yo quiero se hace realidad, nunca. Porque mi imaginación siempre es más grandiosa y más potente y mucho más placentera que la realidad. Ojalá fuera autista, ojalá viviese adentro de mi mente. Quisiera dormir para siempre.
- Me deja pensando, odiando, amando.
- Sos parte de mí y sin embargo ya no te quiero.
- No, no soy brillante ni la mejor, no soy la más coherente tampoco. Soy poco y de lo poco que soy poco entiendo.
- Vivir, sufrir, sangrar, vomitar.
- Me he dejado pisar, basurear, usar. He dejado que hicieran lo que quisieron con mi cuerpo, con mi mente y mis deseos, pero siempre quedó firme la idea de amarte para toda la vida.
- Los amores juveniles son así. Obsesivos, absolutos: a todo o nada.
- Ahora sí: por favor, introduzcan mis dedos en el enchufe y rocíenme cianuro en polvo.
- Cuanto más alto está mi ánimo, más dura es la caída hacia el precipicio cuando tomo consciencia de la realidad.
- Son el pasado y vos, juntos para siempre (y siempre es muy poco tiempo)
- Era más bien un vegetal sincronizado con un horario, que reía más de lo que se le pedía solo por no preocupar a terceros. Era una maldita planta, un mentiroso y sucio vegetal.
- Porque el final, sea un drogadicto o una anoréxica, es el mismo: la muerte.
- Aprendí a maldecirme porque sé que estás enfermo, y a odiarme porque me encanta que lo estés.
- Me veo inexistente cuando por fin la melancolía se va. Ruego que vuelva la tristeza: quiero por lo menos sentir algo. Y algo incluye dolor. Peor que sentirse mal es no sentirse. Y ya no siento.
- Es difícil explicar la depresión como un estado constante. Nada me hacía feliz, con nada sonreía. Todo lo hacía amargamente casi en un estado de inercia. Vivía, sí, pero no sabía porqué. ¿Por qué estaba viva? Eso me preguntaba cada noche antes de llorar y antes de dormir.
- Toda la estabilidad de cartón que había construido se estaba mojando y desmoronando.
- Yo estaba sufriendo por el primer amor no correspondido de mi vida (como si existieran los amores correspondidos).
- Yo no soy la Cenicienta, ni Hansel y Gretel. Soy más bien el lobo. Un lobo confundido, ultrajado y autodestructivo.
- La presa perfecta de un cazador que me ignora.
- Mis relaciones afectivas siempre fueron así: difíciles de concretar (y hasta imposibles) y dotadas de una obsesión incandescente. Una obsesión que me consume, que me mata, que me hiere y que aún así defiendo. Porque llegué a pensar que amor sin sufrimiento no era amor.
Comments